Cuando mi amiga me pidió que con un contenedor resolviese su vivienda de fin de semana, lo primero que pensé fue cómo lograr, sin camuflaje, un ambiente acogedor con una caja de hierro maltratado.
El desafío fue qué imagen utilizar, y
opté por la más sincera, la chapa plegada del propio contenedor pintada de rojo
lacre, y la madera natural del deck que se usó para extensión del
espacio al exterior.-
Fue un proyecto diferente, asimilable
a un prefabricado, donde las principales condicionantes fueron el material y
las dimensiones de los contenedores.- Un ancho de dos metros y medio en el cual
disponer también baño y cocina y cumplir con la normativa municipal en todos
sus términos.-
Se tomó la decisión de comprar dos
contenedores, un de seis y otro de doce metros y disponerlos en “L”.- Una
terraza de madera y techado generosos enlazan a los dos
volúmenes, quitando protagonismo a la linealidad de los
contenedores, adaptando el espacio exterior con mucha pendiente y
vincularlo con el interior.-
La resolución constructiva es muy simple, al exterior chapa y madera.- Al interior techos y tabiques aislados térmica y acústicamente.- Para la terminación se optó por lo más sencillo y neutro, placas de yeso.
Por el “sandwich” pasa la cañería para la instalación eléctrica.- El piso original de aglomerado se mantiene, se limpia, se tapan las oquedades y se pinta.-
Cuando llegue el contenedor habrá que apoyarlo en sus patas, realizar las conexiones, colocar las placas de yeso y pintura interior.-
Ahora el reto es esperar que se instale en el terreno y que sus dueños entiendan que es muy sutil la diferencia que puede hacer que todo esto se transforme en una excelente solución arquitectónica.